Cartel del espectáculo. |
El miércoles pasado tuve la suerte de que una amiga maestra que imparte clase en Toro, me ofreciera acompañarle a una función en el teatro Latorre de esta localidad. Lo único que me dijo es que la representación era para niños y con marionetas, así que no sabía bien qué me iba a encontrar.
Antes de comenzar, dos hombres aparecieron en el escenario, explicaron qué iban a hacer y nos enseñaron los instrumentos musicales con los que acompañarían el espectáculo que íbamos a ver, mostrándonos cómo sonaban y cómo se llamaba cada uno de ellos. Después, uno se colocaba detrás del decorado, que no era más que una pared de cartón con diferentes ventanas dibujadas en ella, y el otro en una silla, a un lateral. Inmediatamente, todo el teatro quedó a oscuras, se encendieron las ventanas y comenzó ese cuento de sombras sobre una pared.
Antes de comenzar, dos hombres aparecieron en el escenario, explicaron qué iban a hacer y nos enseñaron los instrumentos musicales con los que acompañarían el espectáculo que íbamos a ver, mostrándonos cómo sonaban y cómo se llamaba cada uno de ellos. Después, uno se colocaba detrás del decorado, que no era más que una pared de cartón con diferentes ventanas dibujadas en ella, y el otro en una silla, a un lateral. Inmediatamente, todo el teatro quedó a oscuras, se encendieron las ventanas y comenzó ese cuento de sombras sobre una pared.
Explicando los instrumentos musicales. |
No hubo ni un diálogo como tal, sólo música en directo, canciones y algunos sonidos como el cacareo de Omelette, la gallina que da nombre a la obra. Tras las ventanas iban apareciendo las siluetas en movimiento de los diferentes personajes. Era la historia de una familia que veía interrumpida su paz y tranquilidad por la amistad que su hija había hecho con una gallina, donde el mundo real de los padres se confundía con el mundo de fantasía de su hija con trenzas y su particular amiga.
En el teatro se intercalaban momentos en los que los peques rompían a reír y momentos de silencio y sorpresa en que los ojos se les ponían como platos. Cuando la obra terminó parecía imposible que hubieran pasado 50 minutos.
En el teatro se intercalaban momentos en los que los peques rompían a reír y momentos de silencio y sorpresa en que los ojos se les ponían como platos. Cuando la obra terminó parecía imposible que hubieran pasado 50 minutos.
Explicación, al finalizar, de cómo funcionaban las marionetas. |
Al terminar, el público estaba muy entusiasmado. Muchos padres con sus niños se quedaron a esperar a los artistas, que permitieron que los más pequeños pudieran pasar detrás de esa pared de cartón y ver el funcionamiento de todo aquello desde dentro. Creo que podría ser interesante utilizar esto en el colegio con los niños. Se podría trabajar a partir de lo que se ha visto, creando ellos mismos marionetas de cartón e historias con ellas.
La compañía que presenta el espectáculo se llama Clair de Lune, son belgas y en 2012 ganaron el premio al mejor espectáculo de marionetas, objetos y sombras en la Feria Europea de Artes Escénicas (FETEN). La buena noticia es que Omelette se representará este martes en Zamora, en el teatro principal, dentro del XXVI Festival Internacional de Títeres y Marionetas 2013, que comienza el lunes. Yo os aconsejo que no os la perdáis.
Video oficial de la compañía con una especie de trailer.
Ana.
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