Terminábamos la anterior entrada sobre nuestro proyecto prometiendo que en una próxima explicaríamos
cómo nos las ingeniamos para equilibrar la estructura del árbol y asegurarla, ya que algunos compañeros nos han preguntado. Aquí está.
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Unión entre dos tubos de los de abajo del todo. |
Como se podía observar en las fotos, el material principal con el que está hecha son
tubos de cartón. Teníamos que decidir cómo unirlos de forma estética a la vez que segura para evitar accidentes (ya que va a estar suspendida en el aire). Buscando, además de esa seguridad, sencillez, acudimos a nuestra inspiración
Alexander Calder y volvimos a copiarle vilmente: utilizaríamos
alambre. Bueno, la verdad es que al que acudimos fue a quien nos rescata siempre, es decir, nuestro profesor.
La parte de arriba de la estructura iba, lógicamente, a soportar mucho más peso que las partes de abajo, algunas constituidas de rollos de papel higiénico y de cocina, así que utilizamos un alambre más grueso (2 mm) para los tubos de la zona superior y uno algo más fino (1 mm) para unir los modulos inferiores.
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Calculando espacios intermodulares antes de unir. |
Para equilibrar cada módulo utilizábamos
una técnica algo rudimentaria, pero efectiva: atábamos un
cordón de algodón al tubo superior (horizontal) del módulo o parte del módulo a equilibrar y lo sujetábamos una de nosotras de forma que la estructura quedase suspendida en el aire. Las otras, lo íban desplazando longitudinalmente a lo largo del tubo superior hasta conseguir el equilibrio. En ese punto, marca de rotulador, agujero, alambre, y a por otra altura. Fácil, rápido, y al alcance de cualquiera... hasta que hubo que hacer los últimos equilibrios, lo cual implicó sostener toda la estructura a pulso en el aire (subidas en una mesa, claro). Alguna ha echado unos brazos que no va a tener nada que envidiar a Gervasio Deferr.
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Módulo central definivo, al completo.
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Lo más difícil, lo que nos fue más trabajoso, fue idear
módulos que pudieran girar unos sobre otras sin tocarse a la vez que todo estaba en equilibrio y que, a su vez, dejaran espacio suficiente entre tubos para colgar las cosas que irían después suspendidas y girando también. Para esto, íbamos probando en el suelo diferentes combinaciones, desplegando cada uno de los ejes en ambos sentidos y cortando los tubos a las logitudes adecuadas.
El resultado: un módulo principal de más de cuatro metros de ancho y dos de alto en su máximo despliegue, que gira por varios ejes sin tocarse, y otro módulo más pequeño, para un lateral.
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